viernes, 27 de julio de 2012

No hay manera de llenar tu vacío...


Sé que jamás se llena, que no se cambia de lugar, o lo podemos guardar en una maleta o albúm de fotos.

Lo sé, y lo intento cada día, cada minuto que paso en esta casa, es decir siempre.

Pero no lo consigo.

Recuerdo tu bastón hincado en el parquet mientras marcaba el son de tus pasos al caminar.

Veo tu cara, cuando te asomabas para saludarme, cada vez que me siento en la cocina mirando hacía la puerta.

El aroma que desprendía tu rostro recién afeitado aún se respira en el ambiente.

No queda nada de la habitación que dormías, pero siempre me queda la imagen de la cama y el sonido de la lamparita cuando la encendías.

Papá, no pasa el tiempo para tu recuerdo.

Sé que estás con la mamá y sois felices los dos, con eso me conformo.
Os quiero.


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