Paseando por la calle sin rumbo sin mirada fija, solo observando la luz del atardecer, y dejando caer tu mirada en los esparates vacios de sensaciones …
Uno , otro, todos son iguales sin tener nada en común, repletos de artículos pero vacios de contenido hasta que los ves, te llaman la atención…
Ves unos patines preciosos, perfectos, … te encantan y… comienza tu sueño…
Ya te imaginas donde podrías llegar con ellos.
Es ahí cuando decides luchar por llegar a tu objetivo. Harás lo imposible por conseguirlos.
Duro el sacrificio, pero al final y después de mucho esfuerzo, consigues comprarlos.
Es un momento muy especial para ti, buscas un banco en el parque para ponértelos y plasmar en tu memoria esa sensación tan …tan…especial, quieres recordar ese instante. Son tuyos, luchaste por ellos y lo conseguiste.
Una vez puestos, te sientes tan cómodo…
Parece que están hechos para ti. Son como una segunda piel que protegen tus pies.. Hacía mucho que no te sentías tan bien con algo nuevo y diferente en tu vida.
Tus sueños empiezan a apoderarse del momento, te ves volando a través de las nubes alcanzando las estrellas, esa imagen de tus amigos con la boca abierta cuando ven esos patines, adheridos prácticamente a tu piel, formando parte de tu vida, la adrenalina como compañera de viaje…
Ellos, tú y la velocidad…
De repente, te viene a la memoria ese accidente que sufriste con la bici. Dolió mucho , hasta el punto de prometerte a ti mismo no volver a arriesgar.
Un sufrimiento largo. Una recuperación dura.
Las cicatrices eran aun visibles.
En ese momento y sin pensarlo dos veces, decides tirarlos a la primera papelera que encuentras…
El suspiro fue profundo, “menos mal que me deshice de ellos así, no me volveré a caer”
Alguien te vio y tú no te diste cuenta, andabas demasiado obcecado en tu absurda quietud.
Al final y después de varios años de aburrimiento y soledad, terminas con un patinete ergonómico, asiento y espalda acolchados y frenos de disco.
No corre más de 10 kms hora , siempre vas por la misma carretera, no salta los charcos, no existe ningún riesgo , tu vida es tranquila y segura con ese artilugio…
En definitiva, no te caerás, pero cuanto te arrepientes de no haberte quedado con lo que realmente querías, por no correr el riesgo de volverte a caer y sufrir por el dolor de esas heridas.
Ahora tu mejor amigo, pasea todo orgulloso de tener en su vida a algo tan imprescindible y valioso para él y …que encontró en una papelera.
Dedicado a quienes prefieren el calor de una estufa al olor de una agradable hoguera por no ir a buscar esos troncos que la encienden.
Carolina Sanz.
